La distribución de mujeres frente a varones ha aumentado significativamente en las últimas décadas en Bretaña. En el 2022 representan el treinta por ciento de las plantas supervisadas (ayuda del DJA, provisión de jóvenes cultivadores), después de haber permanecido alrededor del veinticuatro por ciento durante varios años.
No obstante, dentro de la población que se acerca al PAI en el marco de un proyecto de establecimiento agrícola, son más las mujeres las que no culminan su meta (47 por ciento de mujeres, en comparación con 38 por ciento de hombres). En ese momento, ¿Cuál es la razón por la cual el desistimiento es más grande entre las personas de sexo femenino? ¿Las distinciones en cuanto a las barreras para adecuarse son distintas entre personas de sexo femenino y masculino? Aquí se encuentran ciertas Responses.
En varias zonas del planeta, la agricultura constituye la principal forma de vida y una importante fuente de recursos para los habitantes de la ruralidad. Es el caso de Tanzania, donde la mayor parte de las personas que viven en la agricultura son mujeres, a su vez, el 80 por ciento de las personas que viven en la nación alimentan a sus descendientes, y a ellas mismas, mediante la agricultura de subsistencia. En Túnez, el 70 por ciento de la fuerza obrera de la agricultura son mujeres.
Las personas de la ruralidad, que normalmente tienen complicaciones para conseguir legalmente su tierra, tienen más complicaciones debido a las guerras mundiales, como es el caso de los problemas de acceso, y el calentamiento global.
Obstáculos para la instalación: los principales factores.
Tanto para mujeres como para hombres, falta de capital y dificultad para encontrar terrenos son las barreras más comunes para la instalación. Cabe señalar que las mujeres tienen más dificultades que los hombres para obtener un préstamo bancario y por tanto para garantizar la financiación de su proyecto.
Además, falta de habilidades suele ser un gran obstáculo para las mujeres (el 12% de ellas está interesada) mientras que para los hombres (el 2% de ellas) no es muy perceptible. El problema de gestión familiar también es más común en las mujeres. Mencionan más que los hombres la dificultad de conciliar la vida familiar e instalarse (12% vs. 7%).
Discriminación ligada a ser mujer, un fenómeno que continúa
Una cuarta parte de las personas del género femenino afirma haber sido discriminadas por su sexo dentro del ámbito agricultural. Esto se puede leer como una señal de que los proveedores o los banqueros son menos propensos a cambiarse a una dama, o como una señal de que los financieros o los proveedores son menos sencillos de persuadir cuando el mismo se hace por una dama. Las distinciones en el género también se hallan en la recolección de datos, los entrevistados dicen, por ejemplo, que algunos profesores no devote su tiempo a instruirle a las personas cómo manejar herramientas de agricultura y también cómo conducir un trío.
La paridad en el ámbito profesional entre personas de sexo femenino y masculino es una meta de la empresa. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, la igualdad entre personas del sexo femenino y masculino implica que los derechos, las labores y la posición social no deben estar sujetos a la clase social de una persona. Esto no implica que las personas de sexo femenino o masculino sean o devan volverse de igual manera, la diversidad en los oficios permite complementar el ámbito profesional debido a las particularidades y habilidades específicas de cada sexo. En la agricultura, en el momento en que la colectividad requiere contratar y renovar herramientas para hacer un trabajo grande, las personas mujeres conforman una agrupación de habilidades de las cuales el sector no puede faltar.